domingo, 10 de noviembre de 2013

Contexto Histórico

Esta novela trata sobre un amor prohibido y condicionado por el tiempo exterior en el que se escribió, pues en 1989 no estaba permitido el divorcio y las tradiciones eran la base de las familias mexicanas. Porfirio Díaz fue dictador por muchos años en México pero cuando intento ocultar esa dictadura y establecer democracia en el país. Le surgió un oponente al que no dudo en quitarlo de en medio, sin embargo el resultado que obtuvo fue peor del que se esperaba. Díaz tuvo que exiliarle en Francia dando a pie de esta manera a una futura revolución. Durante la novela en diversas ocasiones se muestra esta situación, dándonos a conocer el tiempo en el que debemos centrar la historia. Rosalío llegó a galope a informar que una tropa se acercaba al rancho. Inmediatamente Mamá Elena tomó su escopeta y mientras la limpiaba pensó en esconder de la voracidad y el deseo de estos hombres los objetos más valiosos que poseía. Las referencias que le habían dado de los revolucionarios no eran nada buenas, claro que tampoco eran nada confiables pues provenían del padre Ignacio y del Presidente Municipal de Piedras Negras. Por ellos tenía conocimiento de cómo entraban a las casas, cómo arrasaban con todo y cómo violaban a las muchachas que encontraban en su camino. Así pues, ordenó a Tita, Chencha y el cochino que permanecieran escondidos en el sótano.
REVOLUCIÓN MEXICANA. También se puede apreciar en la manera de pensar de Mama Elena que el tiempo de la obra no es del siglo XXI. El querer mantener el nombre de la familia impoluto siguiendo todas las tradiciones nos muestra una manera de pensar mucho más retrógrada. Tita sin embargo adopta una aptitud chocante en este contexto histórico, para nada habitual y que a la autora le gusta remarcar. ¡Maldita decencia! ¡Maldito manual de Carreño! Por su culpa su cuerpo quedaba destinado a marchitarse poco a poco, sin remedio alguno. ¡Y maldito Pedro tan decente, tan correcto, tan varonil, tan... tan amado! La literatura hispanoamericana del siglo XX trata de enfatizar tres puntos que se repiten en la mayoría de las novelas escritas en esta época; la fuerza de la naturaleza, la explotación indígena y la revolución mexicana. Más tarde alrededor de los años 60 también se caracteriza el realismo mágico y la concepción circular. Esta novela consigue combinar todos estos temas unas simples recetas de cocina. La naturaleza está muy presente durante el libro; el ser humano debe integrarse en ella pues es quien marca el ciclo de la vida. Por mucho que la protagonista al final de la novela intente escapar de ese final acaba recreando la fuerza de la naturaleza para seguir su curso. De la naturaleza también se obtiene muchas de las recetas que se encuentran durante el libro y los medicamentos. Recordó en ese instante las palabras que algún día John le había dicho: «Si por una emoción muy fuerte se llegan a encender todos los cerillos que llevamos en nuestro interior de un solo golpe, se produce un resplandor tan fuerte que ilumina más allá de lo que podemos ver normalmente, y entonces ante nuestros ojos aparece un túnel esplendoroso y que muestra el camino que olvidamos al momento de nacer y que nos llama a reencontrar nuestro perdido origen divino. El alma desea reintegrarse al lugar de donde proviene, dejando al cuerpo inerte... Tita contuvo su emoción. Tita siempre se encuentra en la misma situación, a pesar de que el tiempo valla transcurriendo ella es incapaz de salir de la situación cíclica que es su vida. La vida de Tita se podría resumir en un amor imposible, que en ningún momento llega a ser bien visto; su pasión por la cocina, que la encierra en ella y que nunca consigue ser libre del todo, siempre bajo el mandato de alguien. A pesar de que en muchos otros sitios los mexicanos fueran tratados como indígenas en México también se daban diferencias de clases. En muchas familias de clase alta o media llegaban a abusar o explotar de sus criados. En esta novela también se da este tipo de comportamiento, que es el que Mama Elena emplea con sus trabajadores. La que sí se vio muy afectada por la orden fue Chencha. Aún se estaba restableciendo física y emocionalmente del brutal ataque del que fue objeto. Y aunque aparentemente se veía beneficiada al no tener que realizar ninguna otra tarea más que la de hacer la comida y llevársela a Mamá Elena, no era así. Al principio recibió con gusto la noticia, pero en cuanto empezaron los gritos y los reproches se dio cuenta de que no hay pan que no cueste una torta. El estilo que define y engloba esta novela seria el realismo mágico. En todo momento se encuentran elementos fantásticos que aunque al principio lleguen a chocar, durante la novela son tratados como hechos habituales o comunes. Uno de los ejemplos que muestran estos elementos sobrenaturales es cuando Tita cocina y transmite sus emociones al resto de la gente a través de la comida. También las apariciones de su madre muerta o los conocimientos de la abuela de John Brown.

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