domingo, 10 de noviembre de 2013

Crítica literaria

“En una cacerola se ponen cinco yemas de huevo, cuatro huevos enteros y el azúcar. Se baten hasta que la masa espesa y se le anexan dos huevos enteros más. Se sigue batiendo y cuando vuelve a espesar se le agregan dos huevos completos, repitiendo este paso hasta que se terminan de incorporar todos los huevos, de dos en dos”. Este libro está formado por varias recetas de cocina, cada una de ellas se corresponde con uno de los meses del año y hacen el conjunto de los doce capítulos, doce acontecimientos que identifican el paso del tiempo. La sensacional historia narrada nos llega a transmitir lo duro que puede llegar a ser el amor hacia una persona no correspondida, un amor imposible. Ambos desean poder compartir una vida juntos, a pesar de las dificultades que se les interponen por el camino. Ella tenía un destino marcado antes de nacer, cuidar a su madre y estaba obligada a cumplirlo. Intenta luchar contra ese destino para poder cambiarlo, pero su amor hacia Pedro va aumentando y cada vez se siente más ansiosa por conseguirlo. El en cambio, decide casarse con su hermana (Rosaura), para poder sentir la presencia de su amada más cercana y no lucha con la misma fuerza y desventaja emocional de su amada que se encuentra sola frente a todos. A través de las recetas que Tita cocina con tanto amor y esmero, mantiene una comunicación de sentimientos muy variada, dependiendo de su estado de ánimo ocasionado por la celebración para la que prepara la comida. Esta forma de relacionar la cocina y las comidas con los estados de ánimo es bastante original porque cada vez se desean con más intensidad. El relato ha sido bastante dramático donde la expresión de los sentimientos están llevados al extremo del sufrimiento, esto se refleja en todas las recetas de cocina. Es un poco exagerada la historia pero la vida no le da otra oportunidad ni le deja otra opción para poder cambiarla. Llega incluso a odiar a su madre por obligarle a cumplir el destino, ella tiene muy claro que su vida le pertenece a ella y solamente a ella. “Todos nacemos con una caja de fósforos en nuestro interior pero necesitamos oxígeno y una vela para prenderlos. El oxígeno es el aliento de la persona amada y la vela puede ser música, una caricia, una palabra. Cada uno tiene un detonador y debemos encontrarlo porque si no esa caja se humedece y jamás los fósforos se prenderán. Por eso hay que permanecer lejos de las personas que tienen aliento gélido, ya que su sola presencia podría apagar el fuego interior pero que también una emoción muy fuerte podría prender todos los fósforos de un chispazo y así, terminar con la vida de esta persona”. Este fue el amor tan intenso que Tita y Pedro sintieron desde la primera vez que se conocieron. Un amor real y a la vez tan prohibido. Sus finalidades eran poder conseguirse el uno al otro. ¿Realmente es lo ideal, luchar por un amor tan fuerte cuando tus emociones podrían descontrolarse haciéndote tanto daño?  

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